El interés por observar el comportamiento animal existe desde hace miles de años incluso Aristóteles en el siglo IV A.C. dedicó 2 volúmenes a identificar y clasificar el comportamiento animal. Hoy en día, parece que hemos heredado ese rasgo de nuestros antepasados. El hombre tiene espíritu observador y eso le concede un grado de análisis muy importante, sobre todo, hacia los animales que le rodean. Observar al perro mientras duerme, o estar atento para ver al gato saltando desde grandes alturas son solo algunas de las aficiones del que vive con animales.
La Etología (literalmente, ciencia de la costumbre) que describe y analiza el comportamiento de los animales en su ambiente natural y explica porqué lo hacen, tiene algo que ver con esa inquietud que todos experimentamos.
Durante muchos años algunos estudiosos del comportamiento se han dedicado a observar la conducta del lobo y con el resultado de sus estudios se ha explicado el comportamiento del perro. Sin embargo, hoy en día se sabe que, a pesar de los inevitables puntos en común, un perro no es un lobo y ha acabado convirtiéndose en el objeto de muchas investigaciones etológicas que estudian el perro en su ambiente natural: la sociedad humana.
Muchas de las preguntas que nos hacemos cuando algún comportamiento del perro no es el esperado puede ser resuelta por la etología. Por ejemplo ¿es normal que un perro se restriegue sobre los restos de un animal muerto?, ¿Debo preocuparme si mi perro come heces? Lamentablemente algunas personas tienden a juzgar el comportamiento de los animales por el hecho que no se comportan de la forma esperada en un entorno artificial.
Realmente no es tarea fácil considerar un comportamiento animal como un acto "normal", ni siquiera para los expertos, aunque existen muchos rasgos en la conducta de los animales que se repiten continuamente. Así pues los perros escarban agujeros, son promiscuos sexualmente, vagabundean, son territoriales o ladran. Y estos comportamientos, que forman parte de un gran listado conocido como “Etograma de los perros”, son solo algunos de los actos que solemos identificar en el can cuando lo observamos.
Algunas de estas conductas, a pesar de ser “normales” en base a la naturaleza del perro, pueden resultar molestas o inaceptables para algunos propietarios y acaban clasificadas con la etiqueta de "problemas de conducta". En otros casos, diferentes actos del animal pueden suponer un problema incluso para él mismo, por ejemplo con las conductas de automutilación.
La etología le ayudará a identificar estas costumbres y encontrará una respuesta a dichos actos. Si su animal presenta un comportamiento que no reconoce como “normal” acuda a un veterinario especializado en Etología Canina. Analizará el comportamiento de tu mascota, la intensidad y la frecuencia con la que muestra la pauta que le preocupa, los contextos en los que aparece y te sabrá definir qué le pasa a tu perro y qué puedes hacer para modificar su comportamiento.
Pedir ayuda profesional a los primeros signos de un posible problema de conducta es fundamental para evitar que la larga duración del problema agote tu paciencia, reduzca las posibilidades de éxito del tratamiento y prolongue el posible estado de estrés en el que vive el perro.
Contenido validado por
Gabriella Tami para Affinity
Doctorada en Veterinaria y Máster en Etología
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