sábado, 24 de enero de 2015

Comunicación telepática con Animales, ¿Es posible?


"Hay hechos sobre los perros y hay opiniones sobre ellos. Los perros saben los hechos, los humanos tienen las opiniones.

Si quieres hechos sobre los perros pregúntales directamente a ellos. Si quieres opiniones, obtenlas de los humanos." Mojave Dan Kinship with all life, de J. Allen Boone.

Quienes compartimos nuestras vidas con animales no humanos y sabemos del amor y apoyo que nos dan, muchas veces hemos intuido que "están a punto de hablar", incluso estamos seguros que nos han "dicho" algo. Todos los animales -domésticos o silvestres- pueden comunicarse telepáticamente con nosotros y entre ellos. Caballos, peces, perros, gatos, gallinas, ballenas o cerdos...etc.

Todos ellos (y nosotros incluidos) poseemos la capacidad innata de comunicarnos telepáticamente. Es por ello que los patos pueden coordinar sus largos viajes en el aire, o los cardúmenes de peces y los hormigueros moverse como si fuesen un solo ser; también es gracias a la telepatía que muchos perros saben que sus amigos humanos llegarán a casa y los esperan en la puerta con mucha anticipación; o que nuestros gatos desaparecen “coincidentemente” justo antes de llevarles al veterinario!!

Telepatía significa "percibir a distancia". Es una transferencia de energía por medio la cual los animales comunican sus sentimientos emociones, sensaciones físicas, ideas, imágenes, recuerdos… igual que nosotros, solo que ellos no cuentan con cuerdas vocales para “decirlo”. En realidad hay muchas formas de establecer un significado. Cuando usamos la telepatía, es decir, el lenguaje del “ser” o de la esencia, no estamos observando la reacción física de ese animal (si tiene la cola entre las patas o si las orejas están paradas y gruñe). Si no que al comunicarnos podemos sentir su estado de ánimo, lo que piensa (en imágenes) o dónde le duele, incluso si el animal está en otro país y no podemos verle.

En realidad, la telepatía no es tan extraordinaria. La vivimos con mucha frecuencia y solo hace falta ejercitarla para poder contactar con los animales de esta forma. Por ejemplo, cuando tenemos la sensación de que alguien nos mira a la nuca, o cuando sabemos quién está llamando en el teléfono antes de contestar.

De igual manera es importante recordar que ANIMAL viene de la palabra latina “ánima” que significa alma o aliento de vida. Es decir, los animales y los humanos no somos tan distintos, compartimos el ser almas en un cuerpo físico y con ello ser consientes, inteligentes, sensibles, aunque tengamos un código genético parcialmente distinto, una cultura específica o un perfil de personalidad también particular. La experiencia de un caballo con su sensibilidad y fuerza física, su pasión por la velocidad y el equilibro, no es la misma que la que puede tener una tarántula, con sus sensuales patas, su clausura interna en el silencio y el campo magnético que genera y aporta al bosque.

La telepatía en animales ha sido estudiada por la ciencia. El biólogo inglés Ruppert Sheldrake presentó resultados muy interesantes en su libro De Perros que Saben que sus Amos están de Camino a Casa y otras facultades inexplicables de los animales. Comprueba -por medio del seguimiento de cientos de casos- que los perros pueden anticipar el regreso a casa de sus amigos humanos en momentos elegidos al azar, con más de 10 minutos de anticipación y aún cuando la persona esté viajando en taxis u otros vehículos extraños al animal y cuando viento vaya en contra de su olfato.

Quienes nos dedicamos de manera profesional a la comunicación telepática con animales (CTA) -con el “músculo intuitivo” entrenado- podemos percibir con claridad lo que el animal está emitiendo y traducirlo en palabras para su compañero humano, la información puede ser muy detallada y precisa y con ello ayudar mucho a la solución de problemas.




Recuerdo un caso en el que me solicitaron hablar con un perro mestizo, viejito, que se encontraba en un país distante al sur de América Latina. El problema era que él no podía parar de ladrar una vez que su compañera humana salía en la mañana del apartamento para ir a su trabajo. Podían pasar literalmente horas antes de que, agotado, parara. Esto había ocurrido ya por meses y se habían intentado toda clase de procedimientos veterinarios para calmarlo sin resultados.

Al contactar intuitivamente con él, lo primero que me enseñó es que el ladrido era involuntario y que él mismo estaba angustiado por no poder parar. Luego me señaló que sentía que en su cerebro había un problema, como si hubieran cables quemados y manchas negras en la parte frontal derecha (esto me fue mostrado con imágenes, olores, emociones, sensaciones y un flujo de pensamientos e ideas).

Al reportar estos resultados, su compañera humana me comentó que él había tenido algunas convulsiones muy leves hacía algún tiempo, y que por ello no habían sido consideradas por sus veterinarios. Con esta información acudieron con un especialista y confirmaron el daño cerebral en la zona que había enseñado el perrito. Se le dieron los medicamentos apropiados y el ladrido pudo ser controlado.

Otro caso interesante es el de la perrita “Poli”. Ella era parte de un refugio de animales en la ciudad de México, quienes me habían solicitado ayudar porque a pesar de ser de buen tamaño, bonita y gentil, no había podido ser dada en adopción hacía mucho tiempo. Los candidatos humanos simplemente la pasaban de largo y no se interesaban por ella.

Cuando hablé con Poli, me expresó que la vida fuera del refugio le parecía muy dura y que prefería quedarse ahí por siempre, por ello rechazaba con su energía a los posibles adoptantes. Poco a poco fui explicándole a Poli que simplemente no podía quedarse en el refugio, y le invité a imaginar lo hermoso que sería tener una familia humana para ella sola, un plato de comida y una cama que no tendría que compartir con ningún otro perro y mucho amor.

Poco a poco se fue entusiasmando y al final de esa sesión accedió a marcharse del refugio “pero solo si viene por mí una familia que tenga una niña de 9 años”, puntualizó, y luego añadió “Porque me gustan las niñas de 9 años, son dulces y buenas” Está bien… pasé la información de lo que Poli había dicho a la encargada del refugio. Una semana después me llamaron muy felices para avisarme que por fin Poli se había ido con una excelente familia… que tenía – por cierto- una niña de 9 años!!

Las consultas de CTA son solicitadas por la gente por una enorme diversidad de razones, siendo la más importante respetar la perspectiva del animal en cuestión y tomarlo en cuenta sobre temas que le atañen. Entre otros temas, para solucionar problema de salud; pulir procedimientos en concursos y lograr mejores resultados; generar más harmonía en casa (sobre todo cuando hay peleas entre los distintos animales); para asistirles en el momento de la muerte y preguntarles a ellos si quieren y están listos para una eutanasia o no; etc… Los resultados de la comunicación telepática con animales son tan variados como lo que produce entre los humanos una buena charla con un amigo, alguien que realmente nos escucha.

Esta forma de comunicación es tan antigua como la humanidad. Nuestros ancestros la usaron; compartíamos con todos (animales, plantas, elementos) el lenguaje íntimo del Ser. Este era un solo lenguaje para todos, independientemente de nuestras diferencias en la Forma… entonces, los humanos no estábamos separados del resto de la vida y no habíamos olvidado como ser parte más de una totalidad mucho más amplia. La forma contemporánea de la CTA surgió desde los años 70´s en Estados Unidos, cuando varios individuos comenzaron a reconocer estas cualidades: su capacidad intuitiva de escuchar a su perro, a su gato, y decidieron dejar de negar que esto era lo que hacían. Hoy, los comunicadores con animales somos miles en los cinco continentes, trabajamos de manera paralela y coordinada con veterinarios y entrenadores humanitarios.

La Telepatía nos permite re-conocer la vastísima y brillante red de la vida. No estamos solos, nuestros amigos de otras especies animales están aquí y les gustaría ser escuchados. Tienen mucho que decir.

Colaboración de
Daniela Camino
www.interespecies.com

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