jueves, 9 de enero de 2014

Pieles de perros y gatos


En China, un país que carece de leyes de protección animal, los perros, gatos y otros animales son masacrados legal y abiertamente de forma cruel, todo para apoyar una industria basada en la vanidad y en la codicia.



¿Cómo se extraen?

Al igual que ocurre con otros animales cuyas pieles se utilizan para peletería, prácticamente el 100% de los perros y gatos son desollados todavía vivos. En los países que albergan granjas de este tipo, o existe un comercio de pieles de perros y gatos, las leyes que protegen a los animales son nulas, o están muy escasamente desarrolladas.

Esto fomenta una crueldad inimaginable con las decenas de miles de perros y gatos que cada año son masacrados por su piel, pero también por su carne.

Las investigaciones llevadas a cabo por la HSUS revelaban cómo los perros y gatos son sacrificados de diversas formas: asfixiados, golpeados hasta la muerte, y desagrados.

Los gatos, por su tamaño, también son conectados a mangueras que vierten agua de manera constante, hasta que se ahogan, para posteriormente abrirlos en canal y estirarlos. Los propios granjeros admiten que los animales todavía permanecen vivos cuando son desollados. A pesar de esto, lo importante es obtener la piel del gato de una pieza, para que tenga un mayor valor económico.

Después viene el desollado, cuando el carnicero o granjero arranca la piel del, todavía consciente, animal. En todos los métodos de sacrificio, los perros y los gatos continúan vivos. Los investigadores de la Sociedad Humanitaria de los Estados Unidos han llegado a ver animales parpadeando tras serles arrancada la piel literalmente. Las pieles de perros y gatos no sólo son una inmoralidad, sino que también son parte de un proceso extremadamente cruel.

¿Para qué se utilizan?

Las pieles se utilizan para muy diferentes finalidades. Habitualmente se piensa que este tipo de peletería sólo acaba formando parte de abrigos, o como complementos de vestir.

Sin embargo, la piel de perros y gatos es empleada también para elaborar peluches, y demás juguetes que contengan pelo. No es extraño encontrar estos objetos en tiendas de importación de origen chino, de gran asentamiento en España.

Pero, dada la dificultad para rastrear el origen de los productos, todavía es muy complicado saber con exactitud qué cosas están hechas con piel real y cuáles contienen materiales sintéticos.

Para evitar el rechazo de gran parte de la población, las etiquetas de los productos son modificadas, obviando por completo que los productos contienen piel de perros y/o gatos.

Tras la prohibición de venta de pieles de perros y gatos en Italia, la Lega Anti Vivisezione analizó algunos productos realizados, según la etiqueta, con materiales sintéticos. Se descubrió que varios contenían piel de perro y de gato.

Bont voor Dieren, una organización pro-derechos de los animales holandesa, realizó en 2002 un experimento. Dicha investigación consistió en enviar 93 artículos de comercios de Holanda a un laboratorio de Ámsterdam. En cinco de estos productos se encontró piel de perro. El propio laboratorio comentaría en su informe que podrían ser muchos más, ya que el tratamiento químico de los artículos inutilizó gran parte de las pruebas realizadas.

Entre los 5 artículos se encontraban una diadema con adornos, un jersey, un ratón vendido como juguete para gatos, y dos peluches.

La HSUS encontró chaquetas cuya etiqueta indicaba “piel de perro de Mongolia”, y los análisis posteriores determinaron que era piel de perro doméstico.

En España, el 90% de productos como los peluches procede de China, y dado el alto nivel de fraude (se utilizan materiales inflamables, se falsifican los etiquetajes, piezas peligrosas para los niños), es muy probable que una gran parte de estos peluches contengan pieles de perros y gatos. Lo mismo ocurre con la ropa y complementos con pieles, bajo nombres tan dispares como Sobaki, Gae-wolf, Gou-pee, Kou pi, Katzenfelle, Goyangi o Sakhon Nakhon. Pese a las distintas denominaciones, bajo estos nombres se encontrarán las pieles de millones de perros y gatos.

¿De dónde provienen?
Las primeras investigaciones de la HSUS señalaban a China como el principal proveedor de pieles de perros y gatos del mundo. A pesar de esto, parte de los países asiáticos cercanos también contribuyen a este comercio.

Corea del Norte, Corea del Sur, Vietnam y Camboya son algunos de los países que también exportan pieles de estos animales.

La misma injusticia al margen de la especie

La mayoría de las sociedades occidentales muestran una justificada indignación cuando conocen noticias sobre la muerte de perros y gatos en China. Sin embargo, debemos ser conscientes de que la muerte de un animal no tiene justificación, al margen de su especie. Es injusto que se mate a perros y gatos por su piel, pero es igualmente injusto cuando las víctimas son visones, zorros, conejos, vacas... Todos los animales merecen respeto.

 Formas para reconocer una piel natural de una artificial.

¿Cómo reconocer cuando una piel es natural?

Ya que lamentablemente la industria peletera siempre se "reinventa", ahora las pieles de animales pueden venderse en todo tipo de artículos, no sólo en los abrigos o chaquetas clásicas de piel: cinturones, accesorios, marroquinería, ribetes de prendas, gorros, bolsos, bolsillos e incluso zapatos son ahora los que van hechos de pieles de animales, o contienen llamativos pelos de color natural o artificial en sus diseños.

Es más, ahora llega al mercado europeo y americano un tipo de piel cuyo origen es especialmente cruel y que raya en la ilegalidad: el comercio de pieles de perro y gato de China.

Pero ¿cómo podemos reconocer una piel natural de una artificial?

Existen cuatro formas básicas de "testear" la piel para saber si es natural o artificial:

Ponderarla al tacto

 Para ello, tenemos que tomar la piel y hacerla un rollito entre los dedos pulgar e índice. Con esta prueba, la piel natural se siente lisa y suave, y se desliza entre los dedos sin resistencia. Cuando la piel es artificial, se siente gruesa y tiesa.

Ponderarla con la vista

 Tomar un trozo de la piel y soplarla para que los pelos se dividan. Cuando la piel es natural, tiene varias capas de pelos más finos que forman una base densa que sostiene a los pelos más largos (los que sobresalen hacia fuera). Además la base es de cuero (piel, epidermis) natural. Cuando la piel es falsa, su estructura es más simple por lo que todos los pelos son de un largo y color similares.

Pincharla con un alfiler

 Tomar un alfiler y hundirlo hasta la base de la piel: cuando la piel es natural el cuero se resiste a ser agujereado y es difícil de traspasar. Cuando la piel es artificial el alfiler pasa fácilmente hacia el otro lado.

Quemar algunos pelos

 Tomar delicadamente algunos pelos de la piel y ponerlos en una llama de mechero. Si la piel es natural, se chamuscará y despedirá un olor similar al de pelo humano quemado. Si la piel es artificial, se derretirá y olerá como plástico quemado. Además formará pequeñas bolitas que se sienten duras al tacto.

Con estas cuatro simples pruebas, tú como consumidor responsable, podrás decidir si seguir fomentando la cruel y sangrienta industria peletera o si por el contrario, decidirás por otro tipo de tejidos artificiales "animal friendly".
Aunque no está de más decir que si bien los tejidos artificiales no están exentos de problemas (pues provienen del tratamiento de combustibles fósiles), podemos alegar en su favor que al menos no producen más sufrimiento y muerte que el que produce cruelmente todos los años la industria peletera.

Fuente: Coalición para Abolir el Comercio de Pieles (en inglés), traducido por Ecosofia.org. Fuente imágenes: Jonfeinstein, Roman G.

 

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